Los
padres y los profesores pueden ayudar a niños y a adolescentes a que conozcan
cuáles son esos derechos humanos que a todos nos corresponden. Conocer y
comprender esos derechos es una primera etapa de un proceso de aprendizaje que
está en función del nivel intelectual del niño y del desarrollo social.
En
una segunda etapa el niño aprende a identificar cuándo realmente se han violado
sus derechos y en una tercera etapa, aprende a expresar a otra persona de forma
adecuada la queja. Esta tercera etapa es muy importante pues aun reconociendo
que nuestros derechos han sido violados, si no realiza la queja sobre esa
violación de manera adecuada es posible que no consiga sus objetivos debido a
la falta de comunicación entre los interlocutores y las consecuencias, por
tanto, puedan ser peores.
Para
denunciar que nuestros derechos humanos básicos han sido violados y, en
general, para expresar sentimientos, necesidades, derechos u opiniones podemos
adoptar tres tipos de respuesta diferentes: a) respuesta pasiva o no asertiva,
b) respuesta activa o asertiva, c) respuesta agresiva.
El
objetivo debe ser enseñar al niño a defender sus derechos de forma asertiva.
¿Cómo
practicar la defensa de los derechos humanos?
En
la casa:
Los
padres durante conversaciones en las que el niño esté atento, por medio de
cuentos infantiles o mediante comentarios a anécdotas que el mismo niño relate,
deben hacer alusión de forma abierta a esos derechos. Una forma adecuada de
hacerlo sería mediante frases relacionadas con ejemplos cotidianos en los que
se reconozca o se aplique un derecho legítimo, como:
-
"Tienes el derecho de pedirle a Juan su bicicleta, pero él tiene el
derecho de no dejártela".
- "Has hecho muy bien en volver a la librería y pedir que te cambiaran el
bolígrafo que habías comprado y que no funcionaba por otro en buen estado".
- "No tienes por qué sentirte mal por haberle dicho a Nicolás que hoy no
te apetecía acompañarlo al cine, estás en tu derecho".
- "No interrumpas a tu hermano cuando habla, él tiene derecho a decir lo
que piensa".
Mientras
más ejercicios de este estilo se realicen en casa, más fácil resulta que el
niño adquiera y adopte esta forma de análisis ante situaciones conflictivas. Si
en el caso anterior el niño defiende sus derechos de forma adecuada y pide lo
que desea, se siente bien consigo mismo por expresar lo que quiere en ese
momento.
Al
saber que la otra persona se puede negar a sus peticiones porque está en su
derecho, no sufrirá lo mismo si interpreta esa negación como una respuesta
válida y probable, que si la interpreta como un intento de sabotaje o antipatía
hacia él por parte de Juan. Lo importante es que el niño conozca los derechos y
considere que le pertenecen y él, a su vez, debe respetarlos en los demás.
Dado que el hecho de que conozca y comprenda sus derechos no nos garantiza que
el niño esté dispuesto a defenderlos ni, aun estando dispuesto a defenderlos,
no sabemos si lo hará de forma adecuada, debemos asegurarnos que conoce la
forma de responder cuando tenga que defender alguno de sus derechos y no lo
haga de manera pasiva ni tampoco de manera agresiva, sino de forma asertiva.
Para ello, debemos darle a conocer los tres tipos de respuesta que pueden darse
y pedirle al niño que identifique de qué forma suele responder él ante
distintas situaciones de la vida real.
Los
padres nunca deben olvidar que siempre tienen que reforzar los avances del niño
o del adolescente en la práctica de la defensa de los derechos humanos cuando
esa defensa se haga de forma adecuada, es decir, de forma asertiva.
En
el colegio:
Los
programas de entrenamiento en el aprendizaje y la defensa de los derechos
humanos básicos, lejos de resultar difíciles de aplicar en el entorno escolar,
como ocurre con otros programas en los que se deben considerar aspectos
individuales en su aplicación, se considera el lugar ideal para su aplicación
por diversos motivos, entre los que destacamos lo importante que es contar con
un grupo de personas para ponerlos en práctica en el que todos tienen la misma
edad y hay personas de ambos sexos. Otra ventaja importante es que dadas las
diferencias individuales, existen alumnos más habilidosos socialmente que
sirven de modelo a los que lo son menos. Por medio de representación de papeles
los alumnos muestran situaciones que se pueden presentar en la vida real y
aportan soluciones ante las situaciones conflictivas, poniendo en práctica la
defensa de los derechos humanos de forma adecuada.
Facilitado
por: M.sc Juan Tovar.
Tomado
de: http://amnistiacatalunya.org