
Durante
los últimos 12 años, y se escribe fácil pero hay que ver cómo han sido de
largos y angustiosos.
Los venezolanos vivimos la terrible división que Chávez
sembró en la población, para así lograr mantener siempre cohesionado a quienes
creyeron (Creímos) en su proyecto a pesar de que nunca les trajo verdadero bienestar
social, pero siguieron votando por el oficialismo esperando la tierra prometida
que nunca llegó, porque Chávez murió y quien lo sucede no tiene ni un ápice del
carisma y la inteligencia que el militar tenía para controlar las masas a
través su política populista y las grandes sumas de dinero producto de la renta
petrolera que usó para proselitismo político, propaganda electoral, comprar
conciencias nacional e internacionalmente y venderse como la maravilla del
siglo XXI.
A
medida que pasaban los días, meses y años, el país daba muestras de retroceso.
Lo pudimos ver en la infraestructura en general, en el deterioro de los
servicios públicos, en el lamentable estado de los hospitales y centros de
educación, en el transporte público. Una muestra clara puede observarse en el
parque automotor. Parece que estuviéramos viviendo todavía en los años 90,
excepto cuando pasan a nuestro lado las camionetas o vehículos oficiales, que
si son renovados continuamente.
Así
como se iba deteriorando la calidad de vida día a día, los venezolanos fueron
perdiendo poco a poco también sus libertades. Ejemplo de ello, la libertad de
circular libremente por todo el territorio nacional. La inseguridad y el
deterioro de las autopistas y carreteras han hecho que las personas piensen muy
bien el simple hecho de tomar un autobús para viajar al interior del país o de
vacacionar en una playa. Ningún lugar es seguro. El hampa es el dueño de las
decisiones de movimiento de la población y por eso el venezolano se ha
autoimpuesto un toque de queda a partir de cierta hora de la tarde y se ha
encerrado en sus casas para autoprotegerse.
También
nos quietaron la libertad de decidir cómo informarnos, el acceso a la
información. El gobierno mantiene la hegemonía comunicacional, luego de haberle
quitado la concesión a RCTV, de haber cerrado más de treinta emisoras de radio,
de haber promovido por acción u omisión el cierre de periódicos y páginas Web,
de haber perseguido a dueños de medios, a periodistas de larga trayectoria, a
generadores de opinión y haber inducido a que algunos fueran despedidos de sus
trabajos.
Los
venezolanos no tenemos derecho a saber cuáles son las cifras reales de
inflación, cuantas personas fallecen diariamente víctimas de la violencia,
cuales son las cifras reales sobre secuestros y robos, y además ya no podemos
ver la transmisión en vivo de sucesos que tengan imágenes reales que ellos
determinen como “violentas”. Por lo tanto, poco se transmite sobre alzamiento
de presos en las cárceles del país, o sobre manifestaciones de la gente en las
calles exigiendo sus derechos o el deplorable estado de los hospitales
públicos, los enfermos tirados en el piso en las emergencias, las mujeres
pariendo en los pasillos y los bebes acostados en cajas de cartón.
El
cerco comunicacional es imprescindible para mantener el poder. Y les funcionó
hasta el pasado 6 de Diciembre. Las promesas y dádivas ofrecidas no le dieron
resultados el 6 de diciembre. La gente ya no les cree y tiene motivos de sobra.
Hoy los índices de pobreza, incluyendo la pobreza extrema, muestran el fracaso
total del proyecto de poder que fue el socialismo del siglo XXI. El poder
adquisitivo del venezolano se ha visto mermado por la inflación y el control
impuesto por la escasez de productos de primera necesidad. Las enfermedades
antes controladas por políticas sanitarias implementadas en anteriores
gobiernos, han vuelto, y además, algunas como epidemias no reconocidas por el
sector oficial. Enfermos mueren diariamente por falta de medicamentos. La
insalubridad y la desnutrición por mala alimentación, se muestran en los
barrios populares contrariando el discurso demagógico del gobierno ciego y
sordo ante las calamidades reales de la gente.
Luego
vendría la sistemática y malvada persecución contra un sector de la población
que se les oponía y reclamaba respeto a la Constitución y a los DDHH. El
despido de los 22 mil empleados de PDVSA –ahora sabemos que el gobierno
necesitaba el control total de la empresa para ponerla a la completa
disposición presidencial y se convirtió en la caja chica de pocos que se
enriquecieron e hicieron grandes negocios. La empresa estatal está hoy en la
palestra mundial por escándalos de lavado de capitales. Luego vendría la
persecución sistemática de miles de venezolanos que firmaron por el referendo revocatorio
del presidente Chávez y cuyos nombres fueron recopilados en la llamada lista
Tascón, la persecución contra miembros de la sociedad civil organizada,
militares, ONG`S de DDHH y estudiantes, ha sido la pauta marcada por el régimen
para tratar de someter a la población.
Cruel
ha sido la manipulación del 1 x 10 que ha ordenado el gobierno entre sus
seguidores para arrear a la gente a votar (1 busca y lleva a 10 votantes más),
la obligatoriedad de los empleados públicos a acudir a marchas y concentraciones
so pena de ser sancionados o botados, el proselitismo político impuesto en las
oficinas y demás dependencias públicas de idolatría a la figura del presidente,
la prohibición de hablar en contra del
gobierno o de criticarlo en dichos lugares so pena de ser considerados
traidores a la revolución y despedirlos, (o judicializarlos, me consta) hizo mella en los
empleados públicos, causando que se inhibieran en el libre ejercicio de sus
derechos ciudadanos.
Pero
el conocimiento por parte de los venezolanos de la verdadera cara de lo inhumano
y cruel de este régimen continuado, vendría después. Y llego!!!
M.sc Juan Tovar
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