1 de noviembre de 2015

No es otra la realidad (2da parte)



No hace falta  una profundidad académica para entender que Venezuela no está siendo administrada de acuerdo a los estándares morales mínimos, sino que por el contrario, su conducción recuerda al caballero que tuvo la fortuna de tener una gallina, cuyas posturas, dice el cuento, eran de oro, pero que su ambición lo llevo a cometer un acto descabellado; ustedes conocen el fin de la fábula.

La situación de la industria petrolera venezolana se ha transfigurado en causa de alarmante intranquilidad, para quienes, sin ser expertos, y por otras razones, mantenemos un ápice de esperanza y vislumbramos que los entuertos puedan desentorcharse, para darle paso a la lógica gerencial.

La población en general se atiene a las fuentes “oficiales”, quienes a mi juicio no son fuentes fidedignas, según diversas comprobaciones que quienes estamos dentro de esta industria, hemos podido hacer.

El pueblo “soberano” poco se entera de la realidad pragmática y no demagógica, de lo que ocurres muelles adentro, plataformas adentro, portones adentro. Creo firmemente que deben saberlo, se les debe revelar, sin muchos atavíos, para que obliguen a que el sistema rectifique o precipiten que su propia propulsión lo aguije al fin de sus actos.  

Los venezolanos tienen derecho a saber que, más allá de ser una campaña mediática o de intervenciones imperiales, el problema es en realidad mucho más grave. Uno de los elementos, tal como lo dije en mi artículo anterior, lo constituye el hecho de que, según lo que mis sentidos pueden percibir, no se han realizado las inversiones que corresponden para mantener los niveles adecuados y sostenidos de producción. Pero es que tampoco se han consumado apropiadamente los programas de mantenimiento.

Ustedes como yo han leído, y ahora lo recuerdo, que para 1997, Pdvsa era la segunda mayor empresa petrolera del mundo entero, sólo superada por Saudi Aramco de Arabia Saudita. Tan privilegiada posición era ratificada año tras año por Petroleum Inteligente Weekly, publicación de reconocido prestigio en el mundo petrolero. Hoy por hoy nuestra empresa, ya ni siquiera figura en el ranking.

Según las fuentes consultadas, Pdvsa era también la mayor empresa de cualquier tipo que existía en toda Latinoamérica, si en toda Latinoamérica. Lamentablemente, también perdimos ese escalafón, tomando para si la petrolera Pemex, de México.

Tampoco figuramos en la revista Fortune 500, quien publicaba una lista de las quinientas mayores empresas del mundo entero, de cualquier tipo, y año tras año Pdvsa aparecía alrededor del número cuarenta; es decir, que figurábamos dentro del 10% de las mayores empresas a nivel mundial. Tampoco estamos presentes acá.

Resulta asombroso, que para el año 1997, al revisar los indicadores que se utilizan para medir la eficiencia de una empresa, los de Pdvsa superaban a los de las mayores transnacionales reconocidas, tales como la Shell, la Exxon y otras de la misma categoría. Pdvsa orgullosamente era la que tenía menores costos y gastos en comparación con sus ingresos totales.

Las afirmaciones que hago no son exclusivas. Hace algunos meses el ciudadano Juan Barreto, exalcalde del Distrito Metropolitano de Caracas y actual dirigente del movimiento REDES, denunció que la estatal petrolera PDVSA , ha sido “saqueada” y exhortó al presidente Nicolás Maduro a abrir una auditoria a fondo de la empresa. Tales declaraciones fueron emitidas en el programa Primera Página de Globovisión.

De igual forma indicó, “que hay muchas cosas que se pueden hacer para acabar con la corrupción” y planteó que el papel determinante en la lucha contra esta debe ser la renovación y reactivación de la Contraloría de la República, a pesar de que dijo que “hay muchos presos, grandes gerentes de empresas públicas que tenían sus manos metidas en la corrupción”.

Y en esta oportunidad, les traigo un botón de muestra, imágenes que apenas de forma irrisoria, muestran la realidad consumada de lo arriba explanado. Todo lo denunciado en este y en otros cientos de medios, se resume en los retratos que sin dudas, demuestran el sufrimiento de nuestra “gallina de huevos negros”.   











M.sc Juan Tovar

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