No
hace falta una profundidad académica
para entender que Venezuela no está siendo administrada de acuerdo a los estándares
morales mínimos, sino que por el contrario, su conducción recuerda al caballero
que tuvo la fortuna de tener una gallina, cuyas posturas, dice el cuento, eran
de oro, pero que su ambición lo llevo a cometer un acto descabellado; ustedes
conocen el fin de la fábula.
La situación
de la industria petrolera venezolana se ha transfigurado en causa de alarmante intranquilidad,
para quienes, sin ser expertos, y por otras razones, mantenemos un ápice de
esperanza y vislumbramos que los entuertos puedan desentorcharse, para darle
paso a la lógica gerencial.
La población
en general se atiene a las fuentes “oficiales”, quienes a mi juicio no son
fuentes fidedignas, según diversas comprobaciones que quienes estamos dentro de
esta industria, hemos podido hacer.
El pueblo
“soberano” poco se entera de la realidad pragmática y no demagógica, de lo que
ocurres muelles adentro, plataformas adentro, portones adentro. Creo firmemente
que deben saberlo, se les debe revelar, sin muchos atavíos, para que obliguen a
que el sistema rectifique o precipiten que su propia propulsión lo aguije al
fin de sus actos.
Los
venezolanos tienen derecho a saber que, más allá de ser una campaña mediática o
de intervenciones imperiales, el problema es en realidad mucho más grave. Uno
de los elementos, tal como lo dije en mi artículo anterior, lo constituye el
hecho de que, según lo que mis sentidos pueden percibir, no se han realizado
las inversiones que corresponden para mantener los niveles adecuados y
sostenidos de producción. Pero es que tampoco se han consumado apropiadamente
los programas de mantenimiento.
Ustedes
como yo han leído, y ahora lo recuerdo, que para 1997, Pdvsa era la segunda
mayor empresa petrolera del mundo entero, sólo superada por Saudi Aramco de
Arabia Saudita. Tan privilegiada posición era ratificada año tras año por
Petroleum Inteligente Weekly, publicación de reconocido prestigio en el mundo
petrolero. Hoy por hoy nuestra empresa, ya ni siquiera figura en el ranking.
Según las
fuentes consultadas, Pdvsa era también la mayor empresa de cualquier tipo que
existía en toda Latinoamérica, si en toda Latinoamérica. Lamentablemente,
también perdimos ese escalafón, tomando para si la petrolera Pemex, de México.
Tampoco
figuramos en la revista Fortune 500, quien publicaba una lista de las
quinientas mayores empresas del mundo entero, de cualquier tipo, y año tras año
Pdvsa aparecía alrededor del número cuarenta; es decir, que figurábamos dentro
del 10% de las mayores empresas a nivel mundial. Tampoco estamos presentes acá.
Resulta
asombroso, que para el año 1997, al revisar los indicadores que se utilizan
para medir la eficiencia de una empresa, los de Pdvsa superaban a los de las
mayores transnacionales reconocidas, tales como la Shell, la Exxon y otras de
la misma categoría. Pdvsa orgullosamente era la que tenía menores costos y
gastos en comparación con sus ingresos totales.
Las afirmaciones
que hago no son exclusivas. Hace algunos meses el ciudadano Juan Barreto,
exalcalde del Distrito Metropolitano de Caracas y actual dirigente del
movimiento REDES, denunció que la estatal petrolera PDVSA , ha sido
“saqueada” y exhortó al presidente Nicolás Maduro a abrir una auditoria a fondo
de la empresa. Tales declaraciones fueron emitidas en el programa
Primera Página de Globovisión.
De igual forma indicó, “que hay muchas cosas que se pueden hacer para
acabar con la corrupción” y planteó que el papel determinante en la lucha
contra esta debe ser la renovación y reactivación de la Contraloría de la
República, a pesar de que dijo que “hay muchos presos, grandes gerentes de
empresas públicas que tenían sus manos metidas en la corrupción”.
Y en
esta oportunidad, les traigo un botón de muestra, imágenes que apenas de forma irrisoria,
muestran la realidad consumada de lo arriba explanado. Todo lo denunciado en
este y en otros cientos de medios, se resume en los retratos que sin dudas,
demuestran el sufrimiento de nuestra “gallina de huevos negros”.
M.sc Juan Tovar









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