10 de agosto de 2015

Y ahora le toco a la guajira! Viva la operación de limpieza (perdón, de liberación) del pueblo. Versión wayuu.


Soy habitante de la zona media de la guajira desde hace más de 5 años. Pero ya desde niño transitaba en estos lugares, pues me tocaba acompañar mi padre en la misión cristiana, donde era el líder. 

Conozco como se desenvuelve esta micro sociedad, alijuna – wayuu, desde la moderna región de santa Cruz de Mara, hasta el recóndito pueblo de Los Filuos; pasando por cada uno de sus maltrechos pueblos: San Rafael del Mojan, Sinamaica, Paraguaipoa, Campo Mara, Los Mayales, La Eneita, Las Palmas, el 40, Carrasquero, Playa Bonita, La Burra, Los manantiales, Cachiri, Rio Socuy, Guana, y otras más.

Aún tengo en mi mente recuerdos olorosos, por la gran cantidad de frutas que de nuestro municipio emergían, hacia Caracas, Valencia y Barquisimeto. Uvas, lechosas, mangos, nísperos, guayabas, limones, guanábanas, yuca, ajíes, pimentones, tomate y hasta legumbres, nuestras tierras guajiras producían en abundancia.

Pero con el correr de los años, comenzó un proceso de agudización delincuencial, que por momentos mostraba mejorías, para después volverse inaguantable. Llego y se profundizo la era del contrabando, de norte a sur, de Venezuela a Colombia, desde Mara y la Guajira a Rio Hacha y Maicao.

Por temporadas he observado las diversas modalidades por medio de las cuales se ha intentado hacer invisible, acciones tan infaustas. A veces en pequeños vehículos, en motos o bicicletas; la meta es pasar algo de combustible. Otras veces en vehículos oficiales, vehículos de la empresa local del servicio eléctrico, otras veces en vehículos de la “primera empresa petrolera del país”, otras veces en grandes camiones que en sus costados anuncian en gigantes letras “transporta leche” o “transporta agua potable”; pero todos saben que traslada en verdad. Todos lo saben, militares, policías, alcaldes, gobernadores, funcionarios de inteligencia, guardias nacionales, patrulleros municipales. Todos lo saben, porque ellos participan del festín. Claro no tengo pruebas. Solo las imágenes que todos vemos. Camiones cargados de alimentos, combustible o cualquier cosa, total todo se vende muy bien en Maicao, siendo resguardados por unidades policiales o militares. En plena vía pública se dan las transacciones económicas. Señoras de la alta casta wuayuu negociando el paso de sus mercancías, por los puntos de control a plena luz del día.

¡Ay de los que llaman al mal bien y al bien mal, que tienen las tinieblas por luz y la luz por tinieblas, que tienen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo! Dice el profeta Isaías.

Qué tal si el profeta hubiera conocido la guajira; cualquiera de las tres. La baja, la media o la alta. Hubiese quedado perplejo de ver como la esencia impúdica de la creación de Dios han adoptado la maldad por estilo de vida. Todo propiciado, permitido y auspiciado por el estado. Si  por el estado. Porque el policía es EL ESTADO, el funcionario de transito es EL ESTADO, el militar es EL ESTADO, el guardia nacional es EL ESTADO, el funcionario de migración es EL ESTADO, el funcionario de aduana es EL ESTADO, el fiscal del Ministerio Publico es EL ESTADO, los jueces son EL ESTADO. Y todos y cada uno de ellos se han beneficiados del desangre de la patria, por este lado de nuestra geografía. No soy primigenio en esta afirmación; otros me han antecedido, en la red están.

Entonces de la nada nace la OLP. Equívocamente el ciudadano presidente Maduro la llamo Operación de Limpieza del Pueblo, después rectifico. De ello quiero hablar a continuación.

En principio, toda acción de los cuerpos de seguridad contra los transgresores a la ley debe ser discurrida como positiva. Pugnar la criminalidad con raigambre es lo que la gran masa social venezolana le viene pidiendo a gritos al gobierno  desde hace mucho tiempo. Sin embargo, operaciones como la denominada OLP, efectuada días atrás en la ciudad de Caracas y, practicada en el día de hoy, 9 de agosto, en la región de la Guajira, del estado Zulia, deben ser examinadas de forma pincelada para comprobar si realmente son positivas en el cisco contra el hampa o si, por el contrario, constituyen un artefacto fatuo desarrollado en el proemio de una campaña electoral.

El éxito de este tipo de acciones depende de las labores antepuestas de inteligencia que se ejecuten. Los cuerpos de seguridad deben ser exactos en la ubicación de los delincuentes que vapulean al sector y de las armas que los mismos utilizan. ¿Ocurrió esto en la llamada Operación de Liberación del Pueblo (OLP) realizada en la Ciudad de Caracas? Los resultados hablan por sí solos: de 134 personas que fueron detenidas solo 19 fueron presentadas ante los tribunales, los demás quedaron en libertad por no estar envueltos en delitos. En una zona donde se sabe que actúan varias de las más peligrosas y artilladas bandas de Caracas, solo se lograron incautar 12 armas cortas (varias de ellas revólveres), 2 escopetas y 2 granadas, según el parte oficial. Un remate bastante pobre para una operación con tanta parafernalia, en la que operaron cientos de efectivos de distintos cuerpos de seguridad.

Varios familiares de las personas que perdieron la vida en la OLP de la Cota 905 han señalado que hubo ejecuciones extrajudiciales. Entre los muertos está “un adolescente de apenas 14 años recién cumplidos la semana pasada, que fue ultimado cuando dormía. Residía con su mamá en Caripito, estado Monagas, y llegó a Caracas a pasar vacaciones con su papá” (El Nacional 16/07/2015). Ya la ONG de derechos humanos, Provea, anunció haber recibido varias denuncias de violación de DDHH.

Por otra parte, de poco sirve que los cuerpos de seguridad irrumpan en un sector determinado, si incontinenti se van y dejan a la comunidad nuevamente huérfana ante la delincuencia. Lo ideal es que luego la zona quede con presencia policial permanente, para que los criminales no vuelvan a actuar allí libremente.

Un ejemplo de ello lo encontramos en Brasil, cuando las fuerzas armadas entraron a las favelas de Río de Janeiro e hicieron huir a los narcotraficantes, se mantuvieron suministrando resguardo por algunos meses hasta que se apostaron estaciones policiales denominadas “Unidades de Policía Pacificadora” (UPP).

Otro aspecto que intranquiliza sobre lo ocurrido en este ¿súper? Operativo en Caracas, es la predisposición hacia el realce de la militarización de la seguridad ciudadana en Venezuela. Esto se produce esencialmente por la exigua operatividad de unos cuerpos policiales que, desde hace rato, han sido excedidos por el poder de fuego de la delincuencia. El problema es que los efectivos castrenses no están formados para las tareas ordinarias de seguridad ciudadana, sino para la defensa de la soberanía de la nación y la guerra. Por lo tanto, cuando los militares acometen las funciones policiales, ponen en serio peligro los DDHH de los ciudadanos. Esto ha sido ratificado por organismos como la Comisión y la Corte Interamericana de DDHH.

Los operativos policiales solo constituyen un orillo de las políticas de seguridad ciudadana. De poco sirven si tenemos un sistema de justicia sinónimo de despotismo, ilegalidad, y caciquismo. Un sistema carcelario que sirve como universidad del delito y una política de prevención social del delito ilusoria.

El problema de la criminalidad en Venezuela debe, con urgencia, ser abordado de forma integral. Se necesita más raigambre y menos esnobismo.

La Operación Liberación del Pueblo (OLP) es una  operación que no va dirigida a disputar la inseguridad, según el presidente Nicolás Maduro, la OLP es una medida para embestir las prácticas del paramilitarismo de grupos criminales que presumiblemente  estarían siendo operados desde Colombia.

Existen fluctúas del objetivo del gobierno venezolano al aplicar este tipo de medidas, estimadas por versados políticos de renombre, como un “show electorero” que no toca las fibras del rebenque de la inseguridad.

Que es lo que busca entonces el gobierno con esta operación, sobre todo en esta zona del país. Donde los empresarios del contrabando son altos oficiales, altos funcionarios y altas personalidades. No quiero pensar que los expertos tienen razón: no es más que un evento de índole electoral. Un desfile de supuesto poder, para llamar la atención de los incautos venezolanos.

Ya hoy es lunes, y con el paso de las horas sabremos que ocurrió con la Operación de Liberación (o limpieza) del pueblo (wayuu). Prometo seguir escribiendo sobre esto.


M.sc JUAN DANIEL TOVAR

3 comentarios :

  1. MALDITO ESCUALIDO DE MIERDA. FUERA DE VENEZUELA YA

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  2. Gracias amigo, por el elogio. Ojala tuvieras mejores ideas que expresar.

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  3. Muy bueno tu articulo, te felicito. Siga escribiendo e informando.

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Gracias por tus comentarios.