Venezuela
ha sido objeto de experimento en diversas áreas, y la que se refiere al manejo
o rol del Banco Central con respecto a la economía del país, no es la excepción.
Si
hablamos del rol que debe tener como custodio de las reservas internacionales,
la realidad actual nos expresa en términos “crudos”, como es que esas reservas
se resguardan. Desde hace 15 años, en junio de 2003, los activos en moneda
extranjera del BCV no alcanzaban el nivel actual. Solo entre el 2 y el 7 de
julio de 2015, las reservas bajaron 360 millones de dólares, cerrando al 8 de
julio del 2015, en 15,82 millardos de dólares. Un impresionante descenso de más
de 6 millardos de dólares comparado con el nivel que reportaron cuando comenzó
este año que era de 22 millardos, de acuerdo a las menguadas cifras que expresa
el Banco Central de Venezuela.
Sin
embargo hay un segundo rol que si ha sido desempeñado a la perfección. La reforma
del BCV de 2010, otorgo una licencia exprés para la generación de dinero
inorgánico; por su parte esto dio paso a que el Banco Central de Venezuela, se
convirtiera un prestamista del gobierno central o, y más exclusivamente de nuestra
empresa petrolera matriz, Pdvsa; algunos economistas nacionales, la han
denominado la “fórmula perfecta de la revolución”, pues Pdvsa emite unos
bonos, el BCV le da bolívares sin ningún tipo de respaldo, para terminar financiando
el gasto público y, sobre todo, para financiar el déficit fiscal producto del
mismo circulo “vicioso”. Muestra de ello es el hecho de que en Venezuela, en
este momento, y desde hace dos años, el financiamiento monetario del
presupuesto de la República es el equivalente al 60% del gasto público
consolidado del gobierno.
Considero
entonces que el rol principal que debe cumplir el Banco Central de Venezuela,
debe estar orientado a tres aspectos fundamentales, de acuerdo a las economías modernas:
a. Mantener
un óptimo funcionamiento de la red de pagos. Entonces uno de los objetivos
centrales debe ser precisamente dinamizar el funcionamiento de las relaciones
con los bancos, de manera que se pueda salvaguardar toda la actividad económica
del país.
b. Disciplinar
y orientar la capacidad de acrecentar el dinero generado. Tal capacidad tendrá como
efecto un control más efectivo de la inflación.
c. Generar
confianza y más confianza. El fundamento del funcionamiento bancario,
precisamente es la seguridad de contar con un sistema bancario fiable. El efecto
será la baja posibilidad de que ocurra una denominada “corridas de depósitos”,
lo que acrecentara la confianza de los habitantes en el sistema.
M.sc JUAN DANIEL TOVAR
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