Hay
aspectos álgidos, pero que necesariamente alguien debe llevarlos a la palestra.
Por
unos de mis adiestramientos supe que existen dos teorías moralistas que
soportan la justicia: una que mira la moralidad en las consecuencias de un acto
y la otra localiza la moralidad en ciertos requisitos morales absolutos, sin
tomar en cuenta las consecuencias.
No tengo
dudas que el proceso por el que se ha venido arriando al noble pueblo
venezolano se ha sustentado en la teoría que atiende exclusivamente las consecuencias,
y que finalmente licencia a un proceso a llevar a término presuntas buenas consecuencias,
sin atender en detalle cómo se llega a ellas. Particularmente pienso que desde
el mismo momento en que se decide que “el fin justifica los medios”, este fin,
ya está herido de muerte. Por ello pienso que este llamado “proceso
revolucionario” consecuencialmente, moralistamente y justamente por haberse
iniciado con diversas fallas de origen, se está defenestrando al abismo del
fracaso, y con él ha de arrastrar a muchas personas e instituciones.
Una de
estas instituciones es nuestra querida PDVSA. Y de ella quiero conversar hoy. Haciendo
que la verdad brille, por encima de los temores e injurias a las que se nos
somete, por insistir en mostrar y evidenciar el fiasco de un modelo político-social.
Siempre
he dicho que detrás de todo lo palpable o material, existe un submundo
inimaginable e inentendible para muchos,
generalmente más grotesco que lo que los sentidos naturales logran captar, y el
sistema político revolucionario de Venezuela, no es la excepción.
Por ello
hare referencia directa a la situación física, estructural, material, que
muestran las instalaciones de nuestra gran nodriza rentista.
Venezuela
vive una crisis que, a mi juicio, ha sido auto infringida por un sistema
decadente y aciago para el sistema productivo y económico del país. PDVSA no
escapa a ello, según han afirmado dirigentes sindicales que, en otrora cerraron
filas con el proceso chavista instaurado.
La decadencia
de este sistema de gobierno ha sometido a la estatal petrolera a un proceso de
abandono crónico, plagado de falta de mantenimiento de las instalaciones
petroleras, condimentado por prácticas anti obreras desde lo interno, elementos
estos que han llevado a Pdvsa a una situación de incuria, fundamentalmente por
la ausencia de las inversiones adecuadas y la desaparición de los planes
preventivos, que se espera tenga una industria de tal calibre.
Solo los
que estamos dentro de las instalaciones sabemos el riesgo al que somos
sometido. No hay duda de que los trabajadores estamos en peligro, la
majestuosidad de los daños estructurales en la industria mantienen expuesta la
integridad de obreros, empleados, e incluso habitantes lindantes a las
instalaciones.
Hoy, a
través de estas líneas efectuó un llamado sincero, ausente de lo que ustedes
saben que yo sé, y de lo que yo sé que ustedes saben, a que se hagan las correcciones
e inversiones para que se enaltezca la que una vez fue la primera empresa
petrolera latinoamericana.
M.sc JDT















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