5 de octubre de 2015

Un sistema ¿ignorante o malvado?



Gracias a algunas actuaciones del sempiterno gobierno asentado en Venezuela, han venido a mi algunas remembranzas paternales; algunas significaciones, que en su momento estudie, acerca de la corrección anticipada, a tiempo y proporcional, que como padre les debemos a nuestros hijos.


En mi caso, soy padre desde hace casi 13 años, y en medio de ese proceso de formación, he aprendido, que la formación y corrección, para que sean ecuánimes, y  logren sus resultados, deben estar emparentadas con la constancia, paciencia, perseverancia, planificación, disciplina, y tesón. Sin embargo nada de ello serviría si no activamos tres elementos cardinales: la corrección debe  ser temprana, a tiempo y proporcional; y esto obligatoriamente nos conduce a analizar, a detalle, porque ha de ser así.

Imaginemos a un padre intentando explicarle nociones acerca del consumo de drogas, las relaciones sexuales precoces o las relaciones sentimentales y su peso para el éxito en la vida, a un hijo cuya edad esta sobre los 16 años. Obviamente este individuo erro en la planificación, en lo que a estos aspectos se refiere. Más aún si intenta reprimir conductas derivadas de dichas situaciones. En otras palabras, por cuanto no lo formo en el tiempo correcto, en nuestro ejemplo, tal vez a partir de los 8 o 9 años, se le dificultara corregir, y de intentarlo, seguramente será subsumido por una corrección a destiempo, con las implicaciones que a ello se arriba. Rebeldía, indisciplina manifiesta y desafiante, división intra y extra familiar, violencia y finalmente no consecución de lo soñado, esto es, hijos formados, listos para vivir.

El sistema en Venezuela, no ha preparado a sus ciudadanos para vivir, conforme a las reglas mínimas sociales. Empero, no podría hacerlo, porque quienes operan el sistema, han desviado sus propias convicciones, y ni ellos cumplen las referidas normas, legales o morales.

Hoy  por hoy, en diversas regiones de Venezuela, nos encontramos frente a tres artilugios ordinarios, puestos de manifiesto por el gobierno chavista-madurista, para hacerle entender al “muchacho” a través de una “corrección escrupulosa”, ese al que nunca formamos ni alistamos para vivir, y que ahora tiene 16 años o más, que las drogas no son una opción, y que las relaciones sexuales no planificadas, traen embarazos no planificados, y estos a su vez, traen desbarrancos emocionales incalculables. Es una analogía, que insisto en creer, aplica para nuestra situación.

Estos tres artilugios, buscan producir un comportamiento poblacional que no se cultivó; dicho sea de paso, concebidos a media legalidad, tal como el caso de la denominada Operación de Liberación del Pueblo (OLP), a ellas se suman los estados de excepción decretado en los estados limítrofes, con el consecuente cuasi-cierre de fronteras.

El más grande desmán que se le pueda ocasionar a un pueblo, es reducirlo por la fuerza, y con el ímpetu del cañón, hacerlo rendir a un sistema, so pena de ser expuesto a la pena de muerte, que ha representado el fallecimiento de cientos de venezolanos, caídos en los operativos OLP. Es el padre, aquel que nunca hablo, ni corrigió en el tiempo correcto, subyugando al hijo: amarrándolo, tapándole la nariz con plastilina, o peor aun disponiendo de su vida, todo con la finalidad de que se aparte de su adicción a las drogas.  

Por su parte los estados de excepción surten el mismo efecto. En diversas oportunidades el gobierno ha reconocido el desmadre social en los distintos estados, fronterizos y no fronterizos. De primera mano, el destino me ha permitido conocer sus raíces. Funcionarios corrompidos, militares envueltos en escándalos de corrupción, ministros con una conducta que deja mucho que desear, órganos policiales de prevención e investigación, con el alma vendida al contrabando, la extorsión y al arte de delinquir “con autoridad”. 

Es la madre que solapa y  mancilla el honor de un hogar, trayendo a él, semana por semana una nueva pareja, la que mejor rentabilidad le ofrezca, todo a los ojos de sus adolescentes hijas; para después someterlas al peor de los castigos, por cuanto estas han desafiado el sistema, he intentan hacer lo propio, a sus novus años; lo hemos visto.    

Las zonas donde se han efectuado los operativos OLP, apenas ha durado unas cuantas horas o días, la paz que prometía dichas acciones. Y es lógico.

Nuestro municipio Mara, ya comienza a sucumbir de nuevo en los garfios del desparpajo delincuencial; no ha cesado el denominado estado de excepción, y las colas para poner combustible, de nuevo crecieron, y las de adquirir alimentos, como nunca descendieron, se mantienen incólumes.  

¿Qué ocurre cuando los funcionarios-OLP se van del lugar donde arremetieron?

El hampa seguirá desbordada, porque no hay un sistema de justicia que funcione; peor aún no hay gobierno que invite a la formación del individuo; pero no es solo una invitación: es proporcionar una serie de condiciones, que permitan al individuo, a la familia, a la sociedad, crecer sana y robusta.

¿Qué ocurrirá cuando, obligatoriamente, deban abrir de nuevo el paso fronterizo?

Las condiciones de nuestro país seguirán en decline, entonces la moneda no se fortalecerá, como muchos esperamos, entonces las industrias seguirán huyendo despavoridas, frente al tronido revolucionario, frente a la falta de garantías jurídicas para producir. Venezuela, el estado, seguirá canjeando oro por espejos. Entonces el muchacho seguirá sus andanzas. No es pesimismo, es proyección pragmática antepuesta.

Aquel, el que nunca se educó ni se corrigió, continuara en sus lances, y su conducta será peor, de acuerdo a lo que vaticina el libro bíblico de Lucas, en su capítulo 11. “Cuando un espíritu inmundo sale, anda deambulando, y cuando no haya donde parquear, se vuelve al lugar de donde salió; y con el trae otros siete espíritus peores que él, y llegados, hacen que el estado siguiente sea peor que el primero”



M.sc Juan Tovar

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