Indica José Tuvilla, representante
asociado de la UNESCO en la escuela, que asumir la Educación en y para los Derechos
Humanos, reporta formular la pregunta por qué y para qué formamos, puesto que
esas respuestas nos van orientando progresivamente en nuestro actuar. Afirma el
autor que la EDH, como se le llamara en lo adelante, involucra no sólo la
información en tanto comprensión de derechos, instancias, dispositivos y herramientas
sino también implica una formación en valores de derechos humanos, sindicados a
la libertad, el acato, la tolerancia, lo que derivara sin remedio a una humanidad
más justa, democrática, objetiva, fraterna, donde la sobriedad humana será el eje
central de actuación.
Si esto es así,
podemos afirmar entonces que la EDH está orientada a engrandecer y encumbrar social
y humanamente a las personas para que sean “sujetos de derechos”; ello enlaza estar
al tanto de los derechos y garantías que están subrogadas a los seres humanos, con
la posibilidad de abordar la realidad material social para transmutarla positivamente;
en la medida en que la persona, y el colectivo se auto reconoce como “sujeto de
derecho” se proveerá de elementos y convicciones, no sólo para exigir el
respeto de la dignidad humana, sino que también estará en condiciones de tributar
fórmulas de solución, y aun mas,
involucrarse en el progreso hacia una sociedad más justa, ecuánime y linajuda, donde se robustece una cultura de respeto a
los derechos humanos.
Reafirmando lo
planteado, esa llamada transmutación positiva, envuelve los objetivos cardinales
de la EDH, y nos provee de la luminosidad necesaria para saber el por qué y para qué educamos, enunciados
como sigue:
• Formar sujetos de derechos: El objetivo se focaliza en que las personas desde su propia
realidad, y desde su propia
condición de ser humano, detentora de derechos, los reconozcan, los sustraigan a su
realidad y se los arroguen. En tanto que el conocimiento es
poderío, éste les debe dar herramientas para defenderlos, suscitarlos,
reclamarlos, es decir, con
el fin de que sepan al dedillo como
conducirse en
caso de que éstos sean trasgredidos.
• Prevenir y
amparar los derechos humanos: tomando en cuenta que, la EDH no sólo se basa en el conocimiento
jurídico normativo (tratados,
convenciones, leyes) sino también en incrementar las pericias
y la
actuación relacionada
a la salvaguarda y
fomento de
los derechos humanos;
es decir, en la organización y participación para la tutela
y prevención de los mismos. De
esta manera, y a la par de que
los pueblos tomen conciencia sobre la necesidad de reconocerse como sujetos de derechos y se instituyan
desde sus particulares
localidades para su impulso
y custodia, se estrechará su rango de lasitud ante amenazantes
quebrantamientos. Lo que traerá como secuela que se forjen dispositivos eficientes
de registro, control y observación sobre las distintas instancias del estado,
en su obligación de reverenciar, endosar, preservar, y suscitar una “sana
producción de derechos humanos”.
• Erigir
ciudadanía: la EDH tiene también como objetivo, sumamente
importante además, formar proponentes de sistemas democráticos, que contribuyan
a construir ciudadanos, a partir del dogma que refiere “lo mucho que nos falta
para obtener lo que estos ordenamientos políticos procuran establecer”; la idea
es que el discente o educando se adjudique actitudes invectivas, ante las inopias
de nuestros regímenes tanto políticos como económicos y sociales. Es por ello
entonces, según indica el escritor Juan Calzadilla, que las prácticas educativas,
además, si bien deben beneficiar el reconocimiento y valoración de los progreses
conquistados en el sistema democrático, debe también viabilizar la tipificación
de sus raquitismos y disimulos, de las condiciones de fragilidad de sus
instituciones.
Adminiculado con los objetivos, están los
contenidos, los cuales, a decir de Susana Sacavino, en su obra Los Derechos
Humanos desde la Educación en Valores, en ambientes democráticos, deben seguir
un marco crítico, humanista, emergente, liberador, que se constituyan en norte
para una democracia real, los cuales deberían centrifugar en torno a:
• La
vida, en todo su sentido, como prioridad: que representa proteger, espolear,
reverenciar, amar la vida de la tierra y de todo lo que contienen vida en ella.
• Apoyo
y cohesión con la especie humana: con el prójimo y con el que está más acullá,
y aun con los que arriban posteriormente a la luz del intelecto, de la cultura,
del conocimiento.
• Contribución
como antagónico a exclusión: frente a un juicio como de contrapuestos y
excluyentes, se pretende desarrollar una lógica continente e incluyente, que supla
las faltas arrastradas, donde todos tengan derecho y lugar para la
participación y contribución.
• Tolerancia:
que implica no sólo aprobación, sino el poder festejar lo diferente y lo
diverso.
M.sc Juan Tovar
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